domingo, 28 de marzo de 2010
La imprudencia viaja en dos ruedas
Las fotos son malas, pero apelo a la buena visión de los lectores de Autopeste para poder interpretarlas. El tema es que, con el tema Baradero fresco en la memoria, estas cosas parecen inauditas. Probando autos por el interior del país nos solemos encontrar con estas cosas, así que hice el esfuerzo en este caso, de no dejarlo pasar y de detener el auto para poder hacer, como pude, estas tomas con el celular y cuando ya estaba anocheciendo, así que sabrán disculpar. En la moto, viajan Papá, conduciendo. Y atrás va Mamá, que lleva en sus brazos a un nene de unos tres o cuatro años. Los tres van con casco, como si eso los alejara de los riesgos. ¿Qué pasaría ante un leve impacto con ese nene cuyo único sostén es el brazo de la mamá que le rodea el cuerpo? Es una gran imprudencia que pasaba desapercibida en medio de los demás conductores y supongo que de algún agente de la ley. Pero puesto en abogado del diablo, lejos de justificarlos, hay que tener en cuenta la situación de los habitantes de tantos municipios del interior en los que el transporte, el colectivo, es absolutamente ineficaz. Los entuertos entre los empresarios de este sector y los políticos de turno, que reciben su tajada por otorgar las concesiones y luego por esto no pueden demandar un mejor servicio, ni aplicar sanciones ejemplificadoras, hacen que éste prácticamente nunca cumpla con sus frecuencias. Y que todo lo que se haga al respecto sea puro jarabe de pico. Ergo, si tampoco hay subtes o trenes, y uno lleva una vida más o menos normal, en la que tiene que estar en el trabajo a una cierta hora, y luego en otro lugar, y a buscar a los chicos a la escuela a tiempo, resulta imposible calcular los tiempos. Entonces ¿qué hace la gente? Recurre a las motos, a los ciclomotores o a comprar viejos autos destartalados para poder transportarse. Por eso, en muchos de estos accidentes que luego tienen repercusión pública y livianamente se lanzan culpas, la corrupción también anda manejando.
sábado, 6 de marzo de 2010
Novedad: Lanzan el Citroën Berlingo 2002
Presentada en Expofacho, donde se apiñaban productores agropecuarios que añoran la etapa pre kirchnerista, lógicamente iba a ser bien recibida la nueva Berlingo 2002, un producto anterior a la época que tanto detestan.
Dos nuevas motorizaciones equipan a la gama: la naftera conocida en otros modelos de la marca, de 110 CV y un nuevo 1.6 HDi con 90 CV, acoplados a una convencional caja de quinta. Por supuesto, aún no se conocen las versiones y los precios, porque el muchacho que se encarga de definir estas cuestiones en Brasil se tomó unos días.
Este no es otro que el Berlingo que se presentó en Europa en 2002, que llega a nuestras costas con un poco de atraso. Lo habrá traído el General Alais. Es de remarcar que en el Viejo Continente ya hay una nueva generación de Berlingo que aquí llegará más o menos en 2037.
"-No nos molesta la antigüedad del modelo-", decía un entusiasta miembro de la Sociedad Rural, "-al fin y al cabo, nosotros queremos el país de 1890-", vociferaba, entre las risas de sus compañeros.
Las variantes de carrocería siguen siendo la Multispace y el Furgón, y el restyling abarca principalmente el frente y el interior. El sector posterior no, porque cuando el auto ya pasó, tu opinión no importa. Así, la renovada trompa de la Berlingo 2002 presenta nuevas ópticas y parrilla, además de paragolpes, capot y guardabarros. Es decir, no le falta ningún pedazo. El interior consta de un nuevo tablero y contrapuertas.
El equipamiento es bastante completo, o al menos suficiente para que los periodistas que aman a De Angeli, Buzzi, Biolcati y compañía, y las señoras caceroleras digan que "antes la F100 era un tractorcito de porquería, ahora los vehículos que tienen los que trabajan en el campo tienen aire acondicionado y dirección", como si esto denotara un progreso.
Esta Berlingo se apresta a darle una dura lucha a la Renault Kangoo, que es un poco más moderna, porque originalmente data de 2003, y la Peugeot Partner, que pronto se pondrá a tono con esta versión. ¿La podremos comprar con los dólares que nos devolvió Duhalde?
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